Reproducimos un artículo de
Pedro Arrojo sobre las depuradoras en Aragón, publicado en el Periódico el
pasado día 29 de noviembre. Al parecer, finalmente no nos van a cobrar el 100% del canon, Estadila se quedará más o menos igual, que no deja de ser un bochorno. Tendremos que esperar la confirmación definitiva.
Hoy sabemos que solo dos comunidades autónomas, Madrid y Aragón,
apostaron por planes de saneamiento sobredimensionados y tecnologías tan
inadecuadas como caras en pequeños municipios, desde la expectativa de diluir
los sobrecostes en Madrid y Zaragoza. De hecho, han sido las dos únicas
comunidades que han vetado, durante años, la información a sus ayuntamientos
sobre opciones de depuración extensiva ( verde o ecológica),
recomendadas explícitamente por los demás gobiernos autónomos y confederaciones
hidrográficas como la del Duero, además de por el propio Gobierno central, para
poblaciones de menos de 2000 habitantes.
Depuradoras como las de Ayerbe y Mequinenza, que funcionan al 19% de su
capacidad; Terrer, que lo hace al 14%; Zuera, que funciona al 11%; o el hecho
de que se proyecten depuradoras para núcleos del Pirineo donde ya no vive
nadie, deberían motivar una investigación de oficio de la Fiscalía
Anticorrupción. Sobre todo cuando esas irregularidades se extienden por Aragón
de forma sistemática.
ES SIGNIFICATIVO
el ejemplo de Fabara, que se negó a ceder sus competencias al Instituto
Aragonés del Agua (IAA) y encomendó a la Politécnica de Madrid una depuradora
biológica, en base a "aneas en flotación". Mientras la depuradora
convencional proyectada por el IAA estaba presupuestada en 2.400.000 euros, la
que se construyó costó tan solo 235.000 € (10 veces menos). Y lo que es más
importante, mientras la gestión de la depuradora convencional hubiera costado
300.000 €/año (incluida la gestión de lodos), la actual depuradora funciona con
13.000 €/año (23 veces menos).
El resultado económico global toma perfiles tan injustificables como
ingobernables: un coste medio, reconocido por la DGA, de 1,3 € por metro cúbico
depurado, mientras en La Rioja el coste medio es de 0,14 €/m3 (casi 10 veces
menos). En Zaragoza, que no ha entrado en este turbio negocio hasta ahora, los
vecinos venimos pagando por el servicio de la depuradora de La Cartuja,
privatizada durante los últimos 20 años, 0,37 €/m3; y por el servicio no privatizado
de la depuradora de La Almozara tan solo 0,15 €/m3 (a pesar de ser 10 veces
menor que La Cartuja). En Jaca, que ya tenía la depuradora construida cuando
firmó la cesión de sus competencias, los vecinos pagan por canon de saneamiento
2,5 millones €/año, siendo que, según datos del propio ayuntamiento, gestionar
su depuradora cuesta tan solo 400.000 euros.
El hecho de que comarcas enteras, o toda una ciudad como Utebo, con
depuradoras licitadas y sin construir, estén pagando desde hace 4 años canon de
saneamiento y tengan además que pagar a la confederación hidrográfica los más
altos niveles de canon de vertido, siendo que la responsabilidad de que no se
depure es de la DGA; el que los ayuntamientos que no han firmado la cesión
competencias se vean sometidos a amenazas y bloqueo de fondos; y el hecho de
que la DGA haya venido mintiendo, lisa y llanamente, sobre sus reuniones con el
BEI (Banco Europeo de Inversiones) y la obtención inminente de financiación
para desbloquear el plan, extremos desmentidos categóricamente por el propio
BEI, perfilan una situación insostenible.
Los contundentes datos y argumentos del memorándum presentado
recientemente por la Red Agua Pública de Aragón (RAPA) al BEI (con el apoyo de
sindicatos, asociaciones vecinales, organizaciones ecologistas, asociaciones de
consumidores y de afectados, fundaciones...), junto a la queja europea,
promovida inicialmente por Adelpa y posteriormente por ayuntamientos afectados,
han puesto en guardia al BEI que dificilmente financiará este plan. Sería bueno
recordar, en circunstancias similares, el bloqueo que se consiguió de los
fondos europeos para el trasvase y su desbloqueo cuando los proyectos a
financiar fueron razonables.
Hoy se puede afirmar que este plan ha fracasado. Pero además emergen sombras
que exigen una auditoría sobre el oscuro proceso de privatización llevado a
cabo por el IAA, encubierto por una DGA que se niega a dar información
transparente.
Las últimas rebajas en el canon para los pueblos que se sienten, y con
razón, estafados, parecen maniobras dilatorias que apuntan a prolongar la
crisis y dejar para el siguiente Gobierno un bonito paquete. Está por ver si la
oposición aceptará el regalo, desde su expectativa de gobernar en un futuro; y
si los alcaldes están dispuestos a aceptar que les corten una mano en lugar del
brazo, y firmar con la otra.
Profesor emérito del departamento de Análisis Económico de la Facultad
de Economía de la Universidad de Zaragoza
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Depuradora de Estadilla actualmente
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