Nuestros maquis

Cuando podemos, vamos recopilando información de lo que ahora se llama Memoria Histórica. En este caso, sobre los maquis en Estadilla, hay más información en la pestaña superior derecha -Memoria Histórica-, donde se recopilan los escritos que hemos venido haciendo.

Una noche, en los primeros días de octubre de 1952, pasaron por nuestro municipio seis maquis (1), en silencio y con varios metros de separación entre cada uno, era la táctica habitual. Probablemente fue la última vez que pisó una partida guerrillera nuestro pueblo, se trataba de un grupo que provenía de la sierra de Lújar en Granada, donde la presión de las fuerzas de Franco les hizo tomar una decisión temeraria, pero quizá inevitable, partir caminando a Francia, una  huída de más de mil kilómetros (2).
Unos años antes, el 11 de octubre de 1944 entraba exhausto Joaquín Rech (3) en una casa del Pirineo de Navarra, tenía 22 años, pocos minutos después lo apresaban y era trasladado a la cárcel de Pamplona. Joaquín Rech era un exiliado, pero no bélico, sino económico, en junio de 1936 se marchó a trabajar a Francia de pastor para unos conocidos de su familia. La contienda civil la vivió desde la lejanía, pero en septiembre de 1944 tomó la decisión de  enrolarse en el maquis. Cruzó a España en los primeros días de octubre, el primer y último combate de su vida lo tuvo el día 11 en un bosque, fue un encontronazo por sorpresa, Joaquín era muy joven y no estaba trillado como sus compañeros, muchos de los cuales llevaban prácticamente desde 1936 con un fusil en la mano, no tuvo fuerzas para disparar, abandonó el arma y por una barranco cercano descendió hasta un pueblo que se veía en la lejanía.
No había pegado un tiro, pero fue condenado a 12 años y 1 día de prisión, pasó por la cárcel de Pamplona, el Hospital Penitenciario de Madrid y por la Colonia Penitenciaria de El Dueso en Santoña. Intentó acercarse a Estadilla donde residía su familia, solicitó ser trasladado a un destacamento de trabajo forzoso en el Pantano de Barasona, para este fin también intercedió su tío, mosén Ramón Rech, aunque desconocemos si con buen resultado. En 1950 salió en libertad condicional y en 1953 obtuvo la libertad definitiva, se instaló en Santoña donde pasó el resto de su vida.
En la noche fría del 7 de noviembre de 1944, a las cuatro de la mañana, se abrió la puerta de la torre del Carambo en Camediano, aparecieron en la oscuridad Gregorio Castarlenas y Leonardo Brusau (4), en el interior de la casa de campo los esperaban Gregorio Castarlenas, padre del primero, y José Alfaro, padre político del segundo. Hacía muchos años que no se habían visto, Gregorio se alistó voluntario al inicio de la contienda en el Ejército Popular de la República, batallando en los frentes de Aragón y Cataluña en la 26ª División, pero el conflicto no transcurrió como había imaginado y  tuvo que pasar con su unidad a Francia por Gerona en 1939. En el país galo los recibieron de forma inhumana, estuvo recluido en los campos de concentración de las playas de Le Barcarés y Argelés-sur-Mer. Después de abandonar el campo buscó un trabajo para sustentarse, y a finales de agosto de 1944 se enroló en el maquis, en la 21ª Brigada de la 204ª División.
En la noche del 12 de octubre de 1944, cinco años después, volvió a pisar su país por el Valle de Arán, internándose en Aragón por Castanesa.
Su unidad estaba compuesta por un par de centenares de guerrilleros, pero no iba solo, le acompañaba un paisano, Leonardo Brusau, que era natural de Angües y residía en Estadilla con su familia. Leonardo pronto se enroló como voluntario, primero lucho en el frente de Hueca y después en Teruel donde fue herido. Para su recuperación lo trasladaron a Barcelona, ahí se terminó la guerra para  el Sargento Leonardo Brusau, partió al exilio siendo internado en un campo de concentración en la ciudad de Bram. Tras salir del campo trabajó en una fábrica en la Alta Saboya y después en una mina de carbón cerca de Nimes, en septiembre de 1944 se enroló en el maquis.
Habían pasado una guerra civil y otra mundial, el exilio y mil penurias, pero el encuentro de Leonardo y Gregorio con sus familiares no fue alegre, nada más cruzar la puerta les comunicaron que estaban perdidos.
Las tropas de la División 52ª de Franco detectaron entre 150 y 200 guerrilleros en la partida de Ardós, iniciando el día 5 la operación más importante que se realizó en nuestra zona contra los maquis. En la noche ocuparon los pueblos de nuestra sierra impidiendo que ningún vecino los abandonara, de madrugada iniciaron la operación con un número de tropa aplastante entre las que se encontraba una batería de obuses y soldados marroquís, cuatro compañías del 4º Tabor de Regulares de Tetuán. El parte militar dice: reconocer y limpiar de enemigos la zona montañosa rodeada por los pueblos de Fonz, Estadilla, Olvena, Aguinaliu, Juseu, Purroy, Calasanz y Alins. El objetivo era claro: Ocupando en el Sur y Este de la zona, posiciones defensivas que impidan al enemigo escapar, atacando desde el Norte y progresando hasta llegar al enlace por el fuego con las posiciones defensivas propias arrollando  y exterminando al enemigo que se encuentre.
La guerrilla superada en número huyó en desbandada, el resultado de esta operación según los partes militares se saldó con cinco guerrilleros muertos y la incautación de importante cantidad de armamento. Los maquis fallecidos fueron enterrados en una fosa común en el cementerio de la Puebla de Castro, al día siguiente tres o cuatro guerrilleros cayeron prisioneros en un encontronazo al sur de Juseu.

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Leonardo y Gregorio eran dos de los maquis que estaban en Ardós, el día 6 los encontramos en la partida de  Palau de Fonz, donde reconocieron a un vecino de esta localidad de confianza, le entregaron un mensaje para su familia de Estadilla: necesitaban su ayuda desesperadamente, los esperarían en la torre de Camediano.
El vecino de Fonz nunca entregó el mensaje, se dirigió al puesto de la Guardia Civil de Fonz. La benemérita se dirigió al puesto de Estadilla y detuvo a José Alfaro y Gregorio Castarlenas. Los guardias no eran buenos conocedores del terreno y sospechaban que los familiares darían un gran rodeo para intentar que Gregorio y Leonardo se percataran de la situación, por lo que llamaron al vecino Ángel Lacambra para que les hiciera de guía.
José y Gregorio entraron en la caseta, siete guardias quedaron emboscados en los alrededores de la torre.
Leonardo y Gregorio estaban descansando en una torre cercana, con la oscuridad llegó el momento del encuentro, los familiares les informaron de la situación, las ametralladoras y los cargadores los habían dejado en la caseta donde habían descansado y solamente disponían de una pistola de 9 milímetros y dos bombas de mano. Habían visto muchas batallas, demasiadas, y sabían que no tenían ninguna posibilidad, además, exponían a sus familiares a un grave peligro. Gregorio y Leonardo se rindieron. Fueron trasladados a Zaragoza donde ingresaron en prisión el día 8, Gregorio tenía 29 años y Leonardo 38. Al día siguiente prestaron declaración, Gregorio mostró una gran entereza, las preguntas era cortas, sin rodeos: ¿si fue voluntario o forzoso?, ante esta pregunta el espíritu de supervivencia te dice que la salida fácil es responder que forzoso, y cargar las culpas a terceros, a la mala suerte o vete tú a saber a quién, pero Gregorio fue valiente, lo llevaba siendo desde 1936, no le había quedado más remedio, y respondió VOLUNTARIO. Otra pregunta escueta, ¿moral? El militar encargado de redactar la declaración escribe: dice que decaída en los demás, si bien él parecía estar muy entero. ¿Unidades que conoce además de la suya, localización, efectivos, mandos y si van elementos civiles o militares? En la expediente aparece: manifiesta que no conoce más unidades que su batallón, que ignora hasta dónde estaba localizado el resto de su brigada, pudiéndose apreciar claramente que conocía todo esto y más, pero que no quiso manifestarlo. Para finalizar el interrogatorio: ¿otras manifestaciones? El militar escribe: se obstinó en ignorarlo todo.
Ambos fueron condenados en consejo de guerra a 20 años de prisión. Gregorio fue trasladado en 1945 de la Prisión Provincial de Zaragoza  a la penitenciaría de San Miguel de los Reyes en Valencia, en 1946 fue condenado a 20 días de pena colectiva por haberse negado a vestir el uniforme de penado. En agosto de 1952 quedó en libertad, estaba muy desmejorado, en Barcelona lo ayudó y atendió el médico José María d´Asprer, se conocían desde su infancia, José María, con su familia, pasó durante algunos años varios días de descanso en una de las vivienda de la ermita de la Carrodilla, y la familia de Gregorio vivía ahí, eran ermitaños.
Gregorio se había enamorado de la hermana de un recluso, el estigma de republicano en la España de Franco pesaba demasiado y decidió volver nuevamente a Francia para iniciar una nueva vida, poco tiempo después falleció en un accidente de motocicleta.
Leonardo también fue ingresado en la penitenciaría de San Miquel de los Reyes en Valencia, posteriormente volvería a Zaragoza para ser nuevamente juzgado por hechos acaecidos en la contienda civil, que se saldaría con una pena de 30 años de reclusión mayor. El 13 de marzo de 1947 estando en San Miguel de los Reyes y, aprovechando una fuerte tormenta, se escapó con siete reclusos más por un túnel escavado en el pozo que suministraba agua a la prisión, el 29 de mayo fue nuevamente capturado e ingresó en una celda de castigo por tiempo indefinido, perdió los beneficios de redención hasta esa fecha logrados y la posible aplicación de la libertad condicional. Por estos hechos fue trasladado al Reformatorio de Adultos de Ocaña, volviendo a San Miguel de los Reyes en 1953, en 1956 fue trasladado al Hospital Penitenciario de Madrid, en ese momento perdemos el rastro de su itinerario penitenciario.

En la Carrodilla familias D´Asprer y Castarlenas. 
Archivo José María d´Asprer.

A mitad de noviembre de 1944 un vecino de Estadilla llamó a la puerta de la casa de Miguel Alós, le traía un mensaje: su hijo lo estaba esperando en su casa. Hacía más de cinco años que padre e hijo no se veían, fue un encuentro agridulce, alegre por la certeza de que su hijo estaba vivo e incierto por su futuro, padre e hijo decidieron que se entregara. Ingresó en prisión el 17 de noviembre de 1944 y fue condenado en consejo de guerra a 12 años y un día de reclusión, tenía 27 años.
José Alós (5) trabajaba en el taller de herrería de José Beguer, tras el estallido de la guerra se alistó voluntario, estuvo en la 27ª y 60ª División, fue ascendido en mayo de 1937 a teniente de infantería.  Luchó en el frente de Aragón siendo herido en Teruel, pasó a Francia tras la retirada general en febrero de 1939, en el país galo buscó un trabajo, se casó y tuvo un hijo.
Entró en España por Bielsa el 29 de octubre, encuadrado en la 570ª Brigada pasó por Broto, Laspuña, Boltaña y la sierra de Guara. Las penurias eran infinitas y el futuro algo más que incierto, desertó y se marchó a Estadilla.
Pasó por la Prisión Provincial de Zaragoga y por San Miguel de los Reyes en Valencia, en 1950 obtuvo la libertad condicional, dos años después obtuvo la libertad definitiva, momento en el que solicitó el pasaporte trasladándose a Lourdes donde residía su mujer e hijo.

José Alós

Pocos días después de que se entregará José Alós fue detenido Manuel Plana (6). Manuel también entró en España el 29 de octubre por Bielsa, en la misma unidad José Alós. El día 21 de noviembre tuvieron un encontronazo con la Guardia Civil en el que murieron dos guerrilleros y varios resultaron heridos, Manuel fue hecho preso en San Julián de Banzo, tenía 44 años y fue condenado en consejo de guerra a 12 años y un día. En 1945 volvió a pasar por el banquillo militar por sus actuaciones políticas en Estadilla durante la contienda civil, hechos que no relatamos por no ser el objeto del artículo, fue condenado a pena de muerte, aunque le fue conmutada por 30 años de reclusión mayor. El 25 de mayo de 1952 continuaba preso en San Miguel de los Reyes, solicitó el indulto, que le fue denegado, en esa fecha perdemos su itinerario penitenciario.
José Obis (7) era natural de Estadilla pero residía en Campo desde hacía seis años, en este pueblo se había casado y regentaba una pequeña tienda donde se vendía un poco de todo.
En agosto de 1949 lo detuvieron, lo acusaban de formar parte de una red de apoyo a un grupo de maquis. En la población había varios enlaces de la guerrilla que encargaron en su tienda un aparato de radio de pilas secas, tinta, papel para impresión y diverso material.
Aunque José siempre mantuvo que no tenía ninguna vinculación y lo desconocía todo, parece que sí sospechó algo, y no lo notificó a las autoridades, un extracto de su declaración dice: cuando el papel llegó a Campo lo cogió Santos, pero éste dijo al declarante que había tenido que quemar el anterior envío por temor a que lo descubriera la Guardia Civil y le rogó que este nuevo envío lo guardara el declarante en su taller o en su casa, hasta que llegara Antonio a recogerlo, y se vino a ello.
Por estos hechos fue condenado a un año y medio de prisión. Ingresó en la Prisión Provincial de Huesca el 18 de agosto de 1949 y salió en libertad el 7 de mayo de 1950.
Por desgracia, solamente conocemos las historias de los maquis que fueron apresados, y quizá no de todos, probablemente muchos otros estadillanos participaron en el maquis, principalmente en la Operación Reconquista de España de 1944, y  tras su fracaso volvieron a Francia.
También tenemos constancia de otros hechos puntuales, como por ejemplo: la detención el día 19 de noviembre por el puesto de la Guardia Civil de Estadilla de Agustín Saiz, natural de Santander y de 29 años, y de Marcel Rodríguez, de origen español pero de nacionalidad francesa y de 23 años de edad. Igualmente los mayores de nuestra localidad tienen el recuerdo de haber visto a varios maquis atados en uno postes en el Portal del Sol. Probablemente estos fueron los capturados en Casa Peralta de Secastilla, enfrentamientos que se prolongaron entre los días 19 y 20 de noviembre de 1944, donde murieron cuatro guerrilleros y otros 9 fueron detenidos. Estos presos fueron paseados por un camión por los municipios de la zona como advertencia.
Los maquis, epílogo de la contienda civil, algunos de nuestros paisanos ayudaron a escribir esas últimas hojas. Como en todas lucha cometieron errores, se dejaron llevar a veces por la rabia o la desesperación. Para el régimen, solamente eran bandoleros, para muchos fueron los últimos románticos, y ellos, tenían muy a gala ser los últimos defensores de la república.

(1) Maquis proviene del francés, que  viene a su vez del corso y del italiano macchia, que equivale a paisaje de arbustos, matorrales. En Francia comenzó a utilizarse para denominar a los grupos de guerrilleros de la resistencia francesa contra la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial que se escondían en zonas de montaña o bosque. Por extensión se comenzó a utilizar en España como sinónimo de resistencia y guerrilla, aludiendo a los guerrilleros españoles que habían participado en el maquis francés.
Su presencia en España es patente coincidiendo principalmente con la Operación Reconquista de España, invasión del Valle de Arán de octubre de 1944, impulsada por el abogado navarro Jesús Monzón, miembro del P.C.E. en Francia, y dirigida militarmente por el coronel Vicente López Tovar.
(2) ROMERO NAVAS, José  Aurelio. 1952: Huida de los seis últimos guerrilleros a Francia.
(3) Consejo de guerra nº 602-44
(4) Consejo de guerra nº 18-M-44
(5) Consejo de guerra nº 59-M-45
(6) Consejo de guerra nº 312-M-45
(7) Consejo de guerra nº 1014-49

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