Esta
entrada fue redactada con motivo del 75 aniversario de la batalla. En el año
2018 con motivo del 80 aniversario se organizó una visita guiada y se entregó
un artículo donde se explicaban los acontecimientos. A nuestro entender estos documentos están más logrados que la anterior publicación. Así que, os dejamos los enlaces con los documentos.
El próximo 29 de marzo se cumplen 75 años de la batalla del Cinca, un día después, el 30 de marzo, entraban las tropas franquistas en Estadilla.
En agosto de 1936 la línea de combate de la
guerra civil en el frente de Aragón se extendía desde las inmediaciones de
Tardienta, pasaba por la sierra de Alcubierre, cruzaba por el oeste de
Bujaraloz y seguía por las llanuras de Los Monegros hasta terminar en las
inmediaciones de Caspe.
El Comité Central de Milicias Antifascistas
de Barcelona estaba buscando un emplazamiento para que, en el caso de tener que
retroceder el frente, las tropas encontraran un terreno favorable para su
defensa. El emplazamiento elegido fue el cauce del río Cinca, y las obras de
fortificación comenzaron el 25 de agosto
de 1936.
En la memoria técnica de las obras aparece
un apartado dedicado a Estadilla: «Para defender el paso del río Cinca por el
puente de Estadilla se ha construido una cabeza de puente en la orilla
izquierda del río, con atrincheramiento para 75 hombres y cuatro nidos de
ametralladoras.
En el monte de Bal, situado al norte de
Estadilla, se ha emplazado una batería de cuatro piezas de 10.5 cm, que batirán
el sector que comprende desde el puente de Estadilla hasta el de El Grado, y
atrincheramiento para 200 hombres y cuatro ametralladoras. Todo ello con los
abrigos y repuestos correspondientes. Para el servicio de esta posición se está
construyendo una pista desde Estadilla,
con una longitud de 2
kilómetros .
Entre el monte Bal y la posición de El
Grado de la orilla izquierda del Cinca, se emplazarán a distancia de 1000 a 1500 metros una de
otra, posiciones para cerrar el intervalo citado, posiciones que serán capaz
cada una para 2 ametralladoras y 50 hombres, necesitándose cuatro de estas
posiciones».
En el apartado destinado a la localidad de
Fonz se añade que se instalarán seis posiciones para ametralladoras y 40
hombres cada una para cerrar el intervalo entre Estadilla y Castejón del
puente.
Fotografía aérea en la actualidad.
Están señaladas las fortificaciones y la trinchera.
Camino producido por los materiales extraídos al construir la trinchera
Cambio de dirección de la trinchera
Inscripción en una de las galerías
Vista desde el exterior. En esta fortificación faltan los nidos de ametralladoras que se derribaron para construir un canal de agua.
Zona de Val. En la actualidad se pueden distinguir tres emplazamientos para piezas de artillería.
Se acerca la hora…
Los servicios de espionaje franquista
tenían información detallada de las fortificaciones de la Línea del Cinca. En
su informe citan: «Antes
de llegar a Barbastro es donde la línea reúne las características de solidez
que la distinguen, las defensas pasan por la línea derecha y casi a un
kilómetro al O. del puente de Estada, entre Estada y Estadilla, existe una
trinchera de más de 2
kilómetros de longitud con algunos nidos de
ametralladoras, construidos con cemento, protegido todo esto con emplazamientos
para baterías de calibre pequeño y mediano.
Otra trinchera de una extensión de unos 500 metros , reforzada
por nidos de ametralladoras, abrigos para el personal y pequeños depósitos de
municiones, todo ello construido en cemento, se descubre entre los pueblos de
Estadilla y Fonz, con objeto de flanquear la anterior».
Daban por seguro, dada su cercanía, que si
las tropas republicanas retrocedían utilizarían el Canal de Aragón y Cataluña
como trinchera, por lo que especifican: «Para poder utilizar como trinchera el cauce
del Canal de Aragón y Cataluña tienen acordado vaciar dicho canal cerrando las
compuertas de toma de agua existentes en el desfiladero o congosto entre la
desembocadura del río Ésera en el Cinca y el pueblo de Estada. De este modo
además de utilizar el referido canal, aumentan notablemente el caudal del Cinca
con lo que resultan mayores las dificultades para cruzar el río Cinca en el
caso de volar los puentes y la defensa roja es más eficaz. Proceder pues, de
la forma que sea a levantar rápidamente las compuertas del canal y llenarlo
si es posible a mayor caudal del
ordinario con lo que se les obligaría a retirarse de dicho punto e
inutilizarles el material que allí tuvieran acumulado».
Además, y como es normal, sus
preocupaciones se centran en el pantano de Joaquín Costa (Barasona), eso sí, descartan
su posible voladura: «Dada
la constitución de la presa no es presumible un intento de voladura que habría
de realizarse con hornillos colocados en las galerías laterales alojadas en las
laderas a bastante distancia del exterior, en terreno de mucha consistencia y a
los que serviría de contrafuerte la misma presa cuya dirección es sensiblemente
normal a aquellas. El fracaso de la voladura del dique de Ordunte (Bilbao)
intentada recientemente induce a afirmar más esta creencia. En Ordunte se
colocaron 2500 kg
de dinamita en el interior de una galería alojada en el cuerpo de la presa y
muy próxima a su base y aunque hubo dislocaciones y grietas en la presa no se
produjo más que un boquete de pequeña importancia relativa que no alcanzó más
que al parámetro anterior hasta la galería citada y por ella se vació el
embalse en diez o doce días sin producir avenidas extraordinaria».
También se especifica que por una acción
voluntaria el Cinca podía pasar a llevar durante las primeras 12 horas un
caudal de 2400 metros cúbicos
y las siguientes 24 horas un caudal de 1200 metros cúbicos: «Si las posibles
destrucciones que el enemigo haya practicado en los puentes han obligado a
hacer otros de circunstancias puede asegurarse que estos no podrían resistir
semejante avenida del río.
Por otra parte, una maniobra tal del
enemigo puede coincidir con el paso hecho a la otra orilla de parte de las
fuerzas que quedarían incomunicadas durante cerca de 48 horas. Circunstancias
estas dignas de tenerse en cuenta y que indican la conveniencia de ocupar previamente el pantano de Barasona.
También podría intentarse un golpe con la
aviación sobre el pantano de Barasona, siendo buena combinación el bombardear
las alzas automáticas, de conseguir alcanzarlas podría ocurrir, o bien que se
inutilizara su mecanismo, sin destruirse, y en ese caso ya no podrían
levantarse dando paso al agua embalsada, o bien
se destruirían y entonces el vaso
del pantano se vaciaría pero esto hecho oportunamente sería sin daño para nosotros».
La
Batalla del Cinca
Contamos con el excepcional relato de Ramón
Galí i Herrera (enlace), que en esos días era oficial de la 31ª División Republicana. El
avance de las tropas franquistas era imparable y el día 25 de marzo de 1938
recibió la orden de trasladar la munición al otro lado del Cinca: «… lo más importante lo tenemos de momento a
salvo, junto al río, precisamente, en Cofita y Estadilla».
Esa misma noche y, ante la grave situación,
también decidieron trasladar el puesto de mando divisionario a Graus: «… pasamos por el Puente
las Pilas, en el cual los ingenieros ya preparaban las voladuras».
El día 26 de marzo las tropas franquistas
rompieron definitivamente la línea de defensa del río Alcanadre. El Mayor
Miguel Gallo ordenó la retirada hasta romper el contacto con el ejército de
Franco y el Estado Mayor recomendó situar a las milicias en las cercanías de El
Pueyo. El día 27, ante el agotamiento general y la situación en la que se
encontraba el frente, renunciaron a la defensa de Barbastro y retiraron las tropas
a las posiciones del Cinca para asegurar una distancia definitiva con el
adversario.
El día 28, y ante la inminente batalla se
apresuraron a organizar la defensa del Cinca. En Cofita se ubicó el puesto de
mando de la 134 Brigada Mixta que cubría desde Monzón hasta el Puente las
Pilas; desde ahí hasta la desembocadura del Ésera lo cubrieron dos batallones
de la 62 Brigada Mixta, que Galí define como «... los dos flojos batallones de la 62
brigada»; desde el río
Ésera hasta El Grado se emplazó la 133 Brigada Mixta con ayuda de paisanos,
carabineros y guardias de asalto procedentes de Barbastro. El 518 batallón se
quedó en Monzón como reserva general. Al mando de la operación estaba el Mayor
Ernesto Navarro Márquez, que situó el puesto de mando al este de Estadilla, en
la cota 598, en la zona de Val.
Galí con tres camiones se apresuró a salvar
lo que pudo de los depósitos de armas, sobre todo el de Cofita, que estaba en
la misma línea de batalla. Las municiones retiradas fueron trasladadas a Benabarre: «… sin comer otra cosa
que las pequeñas reservas de campaña, llego todavía a buena hora a Estadilla.
Navarro está muy contento, pues ha dispuesto un día tranquilo para descansar y
reajustar sus fuerzas, me deja comunicarme con Bueno. Le digo que el depósito
de Estadilla está en una montaña y le pido permiso para realizar viajes de día
y de noche ya que he conseguido un lugar muy bueno».
29 de Marzo
Galí tuvo un despertar agitado, se
presagiaba lo peor: «A punto día me despierta el capitán y me pide que
retire lo que pueda de Estadilla, trilita sobre todo. Parece que el adversario
se prepara para atacarnos, los vuelos de reconocimiento no anuncian nada bueno.
- (Capitán Bueno): Haga un último viaje a
la reguladora de Binefar, dos a lo sumo, y le trasmite mis órdenes a Navarro
para que vuele el resto si hay que retirarse. Le dejo un camión más.
Me presento en Estadilla. Ya no es como
ayer. No podemos cargar rápidamente. La aviación adversaria es
omnipresente y Navarro prepara las
defensas. Tenemos que elegir muy bien lo que tenemos que llevarnos a Binefar
porque tenemos que estar permanentemente camuflados y tenemos que medir
nuestros movimientos. Pasamos varias horas de la mañana en espera de un reposo
de su aviación, a punto de salir. Hacia las dos podemos escapar…».
Fotografía aérea de la aviación franquista. En la imagen está señalada la presa de Barasona.
Y llegó la hora…
Las
tropas de Franco habían ocupado sin resistencia el día 28 Barbastro. Al medio
día del 29 iniciaron la marcha hacía el río Cinca.
La 61ª división Franquista pertenecía al
Cuerpo de Ejército de Navarra y estaba al mando del general José Solchaga. En la
zona del antiguo Puente las Pilas se situó el Tercio Oriamendi, por debajo del
puente operaba el Tercio de Nuestra Señora de Begoña de Bilbao y por la zona de
Estada hasta El Grado el Tercio de Nuestra Señora La Virgen Blanca de Victoria.
Puente las Pilas. Volado por las fuerzas republicanas.
La tensión aumenta, Galí señala: «… a media tarde aparecieron unos cañones de
tiro rápido al descubierto, en el cerro Coronas por la carretera de Barbastro a
El Grado y las primeras fuerzas organizadas franquistas.
Nos habíamos separado cerca de unas 48 horas.
Podíamos resistir en la línea del Cinca.
Pues bien, comenzaron a desbandarse los batallones de la 62 brigada que habían
defendido el Puente de las Pilas. Siguieron los de la 134 brigada por la zona
de Monzón. Y delante de El Grado
pasa lo mismo con la 133 brigada a la que se habían unido paisanos y guardias
de asalto».
También contamos con el relato del gallego
José Álvarez Limía, encuadrado en el Tercio Oriamendi: «El 29, sobre las tres de la tarde, emprendimos la marcha para cruzar el
río Cinca. Todo el Tercio Oriamendi se desplegó muy cerca de la orilla,
teniendo a la derecha al Tercio de Nuestra Señora de Begoña y a la izquierda el
de Nuestra Señora La
Virgen Blanca , de Bilbao y Vitoria, respectivamente. A mi
compañía le correspondió hacerlo en una zona en la que el río se abría en dos
canales, formando un islote de arena y gravilla de aproximadamente un Km. de
largo. Dos aviones de reconocimiento sobrevolaban una larga elevación del
terreno que se extendía a lo largo del río, más allá de lo que alcanzaba mi vista
tratando de observar presencia de tropas enemigas y como no se detectó tal
presencia, no se ordenó la actuación de nuestros aviones de bombardeo.
Gravísimo error, que se saldó con muchos muertos. Río arriba se produjeron
grandes explosiones y, poco después, se nos dio la orden de cruzar el río y
ocupar la loma de la otra orilla. Puse mi equipo sobre la cabeza y me adentré
en las aguas del primer canal que me cubría hasta la altura de las tetillas.
(Yo medía 1,65 metros
pero era fuerte y robusto). De pronto una tremenda lluvia de fuego de fusilería
y ametralladora me salpicaba por todas partes: alcancé el arenal, me tumbé en
el suelo y preparé mi fusil, como todos los demás, calando la bayoneta, porque
sabíamos que, si antes no nos alcanzaba una bala, la lucha llegaría cuerpo a
cuerpo. Y en medio de aquel infierno, pude ver una montaña de agua que avanzaba
sobre nosotros; había que salir de allí a toda velocidad para alcanzar la
colina; el arenal se me hizo interminable, pero llegué al segundo canal, algo más
profundo y algo más estrecho; salí del agua y vuelta a correr, casi a volar. Me
parecía que no era yo el que iba en busca de las alturas y que era la tierra
que se me acercaba para brindarme la salvación y alcance los primeros metros de
subida, mientras mis compañeros gritaban animosos: ¡Arriba! ¡Arriba!. Por un
momento volví la vista atrás: fue una visión dantesca, un mar de aguas
revueltas contra el que luchaban muchos hombres de nuestro ejército.
Los del Tercio Oriamendi habíamos tenido allí mucha suerte, imaginamos
que la conquista de aquellas trincheras terminarían en un combate cuerpo a
cuerpo, pero, gracias a Dios, no ocurrió así: el enemigo había huido
cobardemente, abandonando armas y equipo. Pero allí quedamos aislados de
nuestra retaguardia, porque las explosiones a las que me referí más arriba,
fueron como consecuencia de las voladuras de los puentes y las compuertas del
pantano. Esa noche la pasamos en las trincheras republicanas. A la mañana
siguiente, ocupamos Estadilla, donde permanecimos algunos días, mientras los
Cuerpos de Ingenieros hacían posible los accesos entre las dos orillas del
Cinca. A nuestro Tercio, y más concretamente, a nuestra Compañía, le
correspondió el mejor sector en el despliegue, porque tuvimos la suerte de que
no nos alcanzó de lleno la riada y aunque sufrimos algunas bajas salieron peor
paradas las Unidades que operaban a nuestra izquierda. Nuestro Tercio tardó
menos de media hora en cumplir su objetivo, desde el momento en que se ordenó
el avance hasta alcanzar las posiciones enemigas en las lomas de la margen
opuesta. Y aclaro, aunque de ello nunca tuve confirmación, que durante el
despliegue de nuestro Tercio para la que resultó tan difícil operación corrió
de boca en boca que detrás de nuestra primera línea había otra dispuesta para
una segunda oleada, integrada por las tropas del Regimiento América. De ser
esto cierto vendría a demostrar que nuestros mandos no se fiaron de la versión
de nuestros pilotos, que no detectaron presencia enemiga al otro lado del río
en sus vuelos de reconocimiento».
La torre conocida como de Don Dionisio fue
utilizada como polvorín en los días anteriores al 29 de marzo. Por el relato de Raimón Galí
conocemos que se almacenaba trilita y fulminantes de mercurio. Fue volada en la
retirada republicana.
Otra fuente de información son los partes
de operaciones de la 61ª División:
Día 29
Este día se pasó el río Cinca vadeándolo
con agua a la cintura y forzando la resistencia que opuso el enemigo a la Bg.1 desde sus magníficas
posiciones (obras semipermanentes) de Estadilla. Estas posiciones fueron
asaltadas con gran decisión por el Tercio de Oriamendi bien secundado por la
maniobra desbordante de la 27 Bandera FET, en un combate de poco más de una
hora cuya rapidez malogró los propósitos del enemigo de arrollar a nuestras
fuerzas con las aguas del Cinca súbitamente desbordadas por haber abierto las
compuertas del pantano de Barasona, si bien la inundación arrastró algunos
hombres y acémilas y puso en crítica situación a los pequeños grupos que
quedaron aislados en las isletas centrales del cauce, impidiendo totalmente el
paso del río a más de la mitad de las fuerzas divisionarias.
Durante toda la noche se estuvo organizando
el salvamento de los grupos aislados.
El C.C se trasladó a Barbastro.
Día 30
Por la mañana se logra comunicación
telefónica con las tropas de la orilla izquierda del Cinca, que ocupaban Las
Quemadas y alturas que dominan Estadilla, conseguida también la habilitación de
una pasarela provisional sobre el puente volado, se abastecen las fuerzas de
vanguardia que rectifican sus posiciones hasta dominar el pueblo de Estada.
Continúan los trabajos de salvamento de los
incomunicados en el centro del río.
Se presentan cuatro milicianos con
armamento.
El día 31 consiguieron pasar el Cinca el
resto de las fuerzas divisionarias por una pasarela construida aguas arriba de
la confluencia con el Ésera. Las tropas franquistas continuaron su avance…
Magnífico relato. Felicidades
ResponderEliminarMagnifico relato, me ha venido genial para reconstruir parte de la historia familiar.
ResponderEliminarGracias
Genial, se da la casualidad que el padre de una amiga de una abuela mía hizo de correo en el bando sublevado, siempre he tenido la duda de si realmente las
ResponderEliminarmilicias pro-gubernamentales huyeron.
Agradecimientos sinceros.
gracias por ese relato que me a permitido de conocer el dia preciso que mis abuelos republicanos y de mi padre que tenia 11 anos tubieron que dejar Estadilla para siempre abandonando todo para la Francia ese dia 29 de marzo 1938.
ResponderEliminarBon dia: Un gran trabajo de investigación. Felicidades por el esfuerzo.
ResponderEliminarY lo de la fecha de 26 octubre 1937 coincide con las inundaciones del Segre, dia por dia. Hay un trabajo sobre estas inundaciones en: http://www.izard.cat/fp19.pdf en que se puede comprobar. Muchas grácias por compartir sus conocimientos