El estadillano Santiago
Palacín Nadal nació en la vivienda familiar de la calle de la Iglesia en julio
de 1908. En la localidad se la conocía popularmente como Casa me Entiendes porque
su madre tenía la costumbre de terminar las frases con esa coletilla. Pronto
destacó por ser un joven aplicado y su familia, que se dedicaba a las tareas
del campo, decidió que continuara su formación en Barbastro y posteriormente como novicio en el convento de los Franciscanos de Balaguer.
Al poco tiempo de
llegar a Balaguer abandonó la vida religiosa lo que provocó que la relación con
su familia se deteriorara (1). Se quedó a residir en la población ilerdense y encontró
trabajo como administrativo en el despacho de un registrador de la propiedad. También
comenzó a colaborar con el Bloque Obrero y Campesino (BOC) dirigido por Joaquín
Maurín, natural de Bonansa.
Desde el primer
momento centró su atención en los problemas que acechaban al campo y a partir
de 1932 desempeñó la responsabilidad de asesor jurídico, social y de organización
de la Unió de Rabassaires (2).
Rápidamente se
integró en el partido y participó como candidato en las listas del BOC al
Parlamento de Cataluña en las elecciones de 1932 y en las generales de 1933 por
el Frente Obrero y Campesino.
En poco tiempo se
convirtió en uno de los personajes políticos más conocidos de la provincia por
sus mítines. Esta influencia queda de manifiesto en toda la documentación y
bibliografía consultada. Así lo dejan patente, aunque con una visión muy crítica
de su actuación, Tomás y Teresa Pámies: «Pues sí: una cuadrilla de intelectuales
destruyeron el Bloque Obrero y Campesino. Uno de ellos nos cayó en Balaguer, no
sé todavía de qué planeta. Se llamaba, o le llamaban, Palacín y había huido de
un convento de frailes dominicos. Se afilió al BOC por asco de los frailes,
según dijo él, en lengua castellana. Palacín conocía a fondo la vida de los
conventos y en todos los mítines hablaba de ello. Como era algo comediante
dejaba a los campesinos con la boca abierta. El anticlericalismo siempre
levantaba los ánimos del pueblo; no hay nada que guste tanto como un discurso
contra los curas, sobre todo si lo hace un ex cura o un seminarista como
Palacín. Conocía secretos y vicios, corrupciones y martingalas que, aireados
ante los campesinos pobres y ante los trabajadores más atrasados, pueden
prender hogueras como castillos». Unas líneas más adelante añaden: «… los que representaban el verdadero partido marxista
no levantaban cabeza, no tenían ninguna influencia sobre los trabajadores. Por
el contrario, Palacín, que era un carrerista, se hizo el amo».
(3)
Fueron unos años de
gran agitación social y Palacín se involucró activamente en los conflictos del
campo catalán. Ingresó en prisión por participar en los actos revolucionarios
de 1934, aunque abandonó la cárcel en febrero de 1935.
En ese mismo año
pasó a formar parte del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), que
nació de la fusión del BOC y de la Izquierda Comunista de España dirigida por
Andreu Nin.
En 1936 publicó el
opúsculo La religión es el opio del
pueblo, de carácter anticlerical. (4)
GUERRA CIVIL
Al estallar la
guerra en el seminario Conciliar de Lleida, y tras ser ocupado, se ubicaron las
dependencias del POUM. Palacín se trasladó a la capital ilerdense para dirigir las
instalaciones, donde entre otras cosas se puso en marcha un comedor popular.
En diciembre, y mediante
oposición, fue nombrado delegado de la Generalitat de Servicios de Cooperación Agrícola de la VII región – Lérida - (5), centrando su actividad desde entonces
en los asuntos agrarios. En 1937 publicó el opúsculo La revolución y el campo, donde explica las principales líneas de
actuación del POUM, que generalizando se pueden resumir en la socialización de
la tierra, revalorización de los productos agrícolas, supresión de
intermediarios, estimulación de la explotación colectiva, etc. (6)
Algunos de sus
pasos como delegado los hemos podido reconstruir gracias a la publicación que
editaba el POUM de Lérida titulada Adelante,
y en la que Palacín escribía artículos de opinión sobre temas agrarios y de
actualidad. Visitó numerosos municipios, asesoró en la creación de diferentes cooperativas
y medió en una gran cantidad de conflictos agrarios. (7)
También representó
al partido en diferentes actos, como en Vilanova de Bellpuig, donde asistió al
entierro de varios milicianos del POUM fallecidos en el frente de Aragón. Josep
Pané relata en su libro que en: «… Vilanova recuerdan todavía hoy el emotivo
discurso de Santiago Palacín, uno de nuestros mejores oradores, que hizo en el
cementerio». (8)
Desempeñó con
normalidad su tarea como delegado hasta mayo de 1937. En esas fechas estallaron
los conocidos como Hechos de Mayo donde se enfrentaron los anarcosindicalistas y trotskistas -entre los que se
encontraba el POUM- con el Gobierno central, la Generalitat y diferentes
partidos. Estos acontecimientos tuvieron una gran repercusión en Barcelona
donde terminaron en enfrentamientos armados y en un baño de sangre. La
violencia se extendió por toda Cataluña y se persiguió a los miembros del POUM, que finalmente fue
declarado ilegal en junio del mismo año. (9)
Francesc Viadiu, que
era delegado de orden público en Lérida, nos narra los esfuerzos que realizó para
proteger a los poumistas. Cuenta que
cuando llegó la orden de detención contra Palacín envió a Balaguer a un
policía de confianza para que le comunicara que se ausentara de su domicilio
porque enviaría a un par de guardias a realizar un registro rutinario. Palacín,
y siempre según la versión de Viadiu, le dijo que esa noche se pensaría qué
hacer, puesto que le habían dicho que si abandonaba el POUM y se daba de alta
en «el partido» – se supone que el PSUC- quedaría anulada la
orden de detención. A la mañana siguiente mantuvieron una conversación
telefónica y Palacín le comunicó su intención de abandonar el POUM, según
Viadiu, esa misma mañana llegó anulada la orden. (10)
Abandonó Lérida y
se trasladó a Barcelona donde fue detenido e ingresó en prisión el 23 de julio
de 1937. El Juzgado de Urgencia Número 2 decretó su libertad el 17 de agosto y
abandonó la prisión el 2 de septiembre. (11)
Esa situación
levantó sospechas y fue acusado por sus compañeros de haber abandonado el
partido para evitar la cárcel. En La
Batalla, publicación del POUM, del día 11 de septiembre de 1937 apareció
una nota en la que el Comité Ejecutivo había decidido expulsarlo el 27 de
agosto. (12)
También describe
estos acontecimientos Víctor Alba, pseudónimo de Pere Pagés i Elies: «… la cosa resulta aún más clara si se tiene en
cuenta el siguiente hecho: el detenido del POUM Santiago Palacín Nadal, que fue
detenido en idénticas circunstancias que los demás, siguió con ellos las mismas
vicisitudes y se encontraba exactamente en la misma situación que los otros,
fue liberado tan pronto incurrió en la bajeza de renegar de su condición de
militante obrero revolucionario, mediante un escrito que suscribió y dirigió al jefe superior de Policía de Barcelona, comunicándole su baja en el POUM, con la
política del cual estaba disconforme, y su propósito de ingresar en el PSUC».
(13)
Tras abandonar la
prisión volvió a trabajar en la Generalitat, pero en Barcelona y en un puesto
de inferior rango. En un documento fechado el 30 de diciembre de 1937 el consejero de Agricultura, y recomendado por el delegado de Cooperación Agrícola
de Barcelona, designó a Palacín para que dirigiera el sindicato agrícola de
Esparraguera hasta que se eligiera una nueva junta directiva en el municipio.
Pocos meses
después, en marzo de 1938, fue movilizado por el ejército y destinado a
trabajos de intendencia en un campo de concentración de Hospitalet de l´Infant
en Tarragona. Tras la caída de Cataluña entró en Francia el día 9 de febrero de 1939 y, tres
días después, volvió a España por Irún e ingresó en el campo de concentración
de Betanzos, siendo posteriormente trasladado a un batallón de trabajadores en
el aeródromo de Labacolla. Obtuvo la libertad en junio de 1941 y fijó su
residencia en Barcelona. En esta ciudad se ganaba el sustento trabajando en el almacén
de conservas Domenech y Riera, centrado en la vida familiar y alejado de la
actividad política.
La benemérita
llevaba mucho tiempo buscando una pista que les llevara hasta él, corría el mes
de marzo de 1943 y la Guardia Civil vigilaba la casa de su cuñada en Lérica. Finalmente
consiguieron ese hilo conductor, una carta dirigida al número 56 de la calle
Consejo de Ciento de Barcelona.
El 30 de abril fue
detenido en su trabajo, en calle Ausiás March, y al día siguiente ingresó en la Prisión Celular de Barcelona.
CONSEJO DE GUERRA
Meses después, el
19 de julio, fue trasladado a la Prisión
Provincial de Lleida quedando a disposición del Tribunal Militar Tercero, que inició
un consejo sumarísimo ordinario por un delito de rebelión militar. (14)
El sumario es muy
amplio, numerosos testigos declararon en su contra, pero al mismo tiempo
consiguió avales exculpatorios de relevancia.
Según Conxita Mir, catedrática
de Historia Contemporánea de la Universitat de Lleida, Palacín: «… se salvó de la pena capital, quizá, por celebrarse el juicio en unos momentos en
que ya se había pasado el furor punitivo de los primeros meses de postguerra».
Las acusaciones son
muy numerosas y variadas, la mayoría por instigar a la población en
aspiraciones ilegales, alentar a los campesinos a la revolución, crear
conflictos entre arrendadores y arrendatarios agrarios, dirigir organizaciones
políticas y, en resumen, por “enturbiar” la mente de la población.
Pero tampoco faltaron
acusaciones más explícitas, por ejemplo, en 1932 en la localidad de Alfarrás se
produjo una huelga fabril que duró dos meses y terminó en graves
enfrentamientos entre huelguistas y esquiroles, lo inculparon de incitar a la
rebelión a los trabajadores y de ser su
principal dirigente. Un propietario de Alfarrás declaró: «…
el encartado es el responsable moral de cuantos crímenes y atropellos se
cometieron en Alfarrás». Además, señalaron que en la misma localidad abrió
durante varios meses una escuela laica, al parecer esto también era un
agravante.
El hijo de Pío Coll
le achacó la incautación de la vivienda de su familia en la capital ilerdense.
Su padre fue condenado a muerte por el Tribunal Popular y posteriormente
ejecutado, según manifestó, Palacín entregó una declaración inculpatoria en el
proceso contra su progenitor.
Otro testimonio fue
el que aportó un procurador de los tribunales en Lérida que le acusó de
intervenir directamente en su detención y en la de otros vecinos, citó los
nombres de Pedro Dinarés y Rafael la Rosa, que finalmente fueron fusilados.
Sobre Palacín dijo «… que era el lugar teniente del jefe de Orden Público de la provincia de Lérida que era un tal Rodés y que tomó parte en
todas las detenciones de las personas de derechas…».
Similares
actuaciones denunció un brigada de la policía urbana: «…
en los primeros momentos era uno de los que iba a buscar con coche a las
personas de orden, practicando algunas detenciones, pero ignora el declarante los
nombres de los detenidos».
Varios testigos señalaron
que Palacín era el cabecilla de los comunistas en los enfrentamientos ocurridos
en Balaguer en 1933 entre carlistas y seguidores del BOC que terminaron con un
muerto y varios heridos.
Otra acusación que
se repite es la de ser el máximo responsable de la incautación del seminario conciliar de Lérida y de convertirlo en el cuartel militar del POUM.
DEFENSA
Como explica
Conxita Mir: «…
haber tomado el sumario de Palacín como ejemplo permite
intentar dar una visión comparada de las vicisitudes que conllevó la
tramitación de un expediente sumarísimo a una persona con recursos
personales - intelectuales y humanos –
frente a las que acompañaron a los procesos incoados a republicanos de a pie…». (15)
Palacín consiguió aportar
numerosas declaraciones y documentación que dejaron en entredicho muchas de las
acusaciones.
Un funcionario del
departamento de agricultura afirmó que la oficina de la Cámara Oficial Agrícola
fue destruida al inicio de la guerra y que posteriormente se puso en marcha la
Delegación de Servicios de Cooperación Agrícola, momento en el que pasó a
trabajar bajo las órdenes de Palacín. Atestiguó que fue la Generalitat quien
les asignó como sede el domicilio de Pío Coll, desmintiendo que fuera Palacín
el responsable de la incautación del inmueble. Además, expuso que teniendo
conocimiento de su idiología anticomunista lo mantuvo en su cargo incluso bajo
presiones del POUM: «… no se extralimitó en lo más mínimo en sus funciones ni mandatos,
habiéndose dedicado con absoluta ecuanimidad a extirpar los abusos que venían
ejerciéndose en el campo, actuando siempre con completa imparcialidad en los
litigios que venían suscitándose entre las propias organizaciones campesinas y
propietarios agrícolas».
Un juez de primera
instancia declaró que le conocía desde antes de estallar la guerra y que se
encargaba de la: «… defensa de arrendatarios y aparceros, estando desde luego, conforme
con las resoluciones de este organismo y que el Juzgado Municipal dictaba en
los diferentes asuntos que allí se llevaban según la legislación vigente». Añadió que: «… no considera al encartado hombre
de acción, sino simplemente de orden».
El encartado expresó: «…
que referente a la Ley
de Contratos de Arrendamientos, tiene que hacer constar que es cierto que
trabajó activamente a favor de los arrendatarios y que dicha actuación era
legal puesto que la Generalidad de Cataluña había dictado una ley al amparo de
los Fueros y del Estatuto que fue vigente hasta que formulada las protestas por
los propietarios ante el Gobierno central de Madrid y reunido el Tribunal de
Garantías Constitucionales declaró nula dicha ley y a partir de aquella fecha
el declarante dejó de actuar puesto que la actuación hubiese sido ilegal,
acudiendo para todos los conflictos sobre este particular a los organismos
constituidos legalmente».
Unos avales
sorprendentes fueron los que presentaron varias religiosas dada la imagen, por
lo menos pública, de antireligioso radical de Palacín.
En el sumario se
adjuntó una carta del colegio de religiosas Esclavas del Inmaculado Corazón de
María en la que se explicaba que tras ser expulsadas del convento se
escondieron en varios domicilios particulares en la ciudad de Lérida, pero la
situación continuaba siendo muy peligrosa y tenían miedo de ser denunciadas, en
eso días dramáticos: «… alguno del Comité las invitó a
ir al seminario en donde estarían atendidas, como así fue».
Otra religiosa,
Petra Gómez, declaró que se refugió en casa de un sacerdote y después en
domicilios de vecinos de derechas, pero la integridad de estas familias también
estaba amenaza. Ante esta situación: «… un señor que formaba parte del Comité
le dijo que podía refugiarse en el seminario, junto con otras compañeras del
colegio, dicho establecimiento estaba a cargo de un tal Santiago Palacín Nadal,
el cual las trató con todo género de consideraciones mientras estuvieron en
dicho establecimiento y que cree que dicha protección se fundaba en los sentimientos
humanitarios del individuo Palacín y que
recuerda que en cierta ocasión unos milicianos de una columna marxista trataron
de subir al seminario para registrarlo, acto que fue evitado por la oposición
terminante de Santiago Palacín y que durante su estancia en el seminario
estuvieron bien tratadas».
El acusado señaló que
no fue él quien incautó el seminario, sino la Generalitat, y que las instalaciones
simplemente se utilizaron como comedor para los milicianos del POUM que
llegaban a la ciudad y no como cuartel. En los pisos superiores acondicionó
unas habitaciones donde se refugiaron bajo su protección cinco o seis
religiosas. A partir de diciembre de 1936 se hizo cargo de la Delegación de
Agricultura y cesó en sus funciones como responsable del inmueble en octubre
del mismo año.
Ventura Pamplona,
sacerdote, estuvo preso en el campo de concentración de Hospitalet de l´Infant
donde Palacín estuvo destinado como soldado. Según el sacerdote: «… les facilitó en el referido campamento comida,
alguna clase de bebida y tabaco, siendo la actuación del referido Palacín para
el declarante y sus demás compañeros muy buena».
El procesado
desmintió tajantemente que tomara parte en ningún asesinato o detención y
sostuvo que nunca llevó armas. La tía de Rafael la Rosa no confirmó la
presencia del reo en la detención y Carlos la Rosa declaró que: «… su hermano le
manifestó que había sido detenido por el Teniente Montoro y dos guardias de asalto
que le acompañaban».
La hija de Pedro
Dinarés tampoco ratificó la presencia de Palacín en el arresto de su padre. Por
su parte, la viuda de Dinarés testificó que no conocía personalmente al acusado
pero sabía que era uno de los principales dirigentes comunista y que a su
marido lo detuvieron milicianos del POUM: «… sin que pueda concretar de una manera cierta
si él mismo intervino o no materialmente en dicha detención y asesinato».
Palacín confirmó
que dio mítines en todas las ciudades y poblaciones importantes de Cataluña y
que estuvo afiliado al POUM hasta marzo de 1937 fecha en la que se dio de baja
por no estar de acuerdo con el partido. En ningún momento se afilió al PSUC ni
a ningún otro partido y menos asignándole ningún cargo, puesto que
pasó postergado en calidad de escribiente a la Consejería de Agricultura.
También se
aportaron certificados de buena conducta de los responsables del campo de concentración
de Betanzos y del batallón de trabajadores del aeródromo de Labacolla. Incluso los
responsables militares atestiguaron que el acusado permaneció en el aeródromo
durante quince días más, después de su licenciamiento, con el fin dejar
resueltos los trabajos de despacho pendientes.
SENTENCIA
El 8 de septiembre
de 1944 se celebró en Lérida el consejo de guerra. El fiscal solicitó una pena
de veinte años y un día de reclusión mayor; la defensa, redujo la pena
requerida a doce años y un día.
Palacín había sido
una figura política importante y el jurado militar no estaba dispuesto a
pasarlo por alto. La pena que finalmente le impusieron fue muy dura, incluso
muy superior a la solicitada por el fiscal. El jurado falló que: «… debe condenar y condena al procesado paisano Santiago Palacín
Nadal a la pena de RECLUSIÓN PERPETUA…». (16)
Las duras condiciones
penitenciarias fueron minando su salud y el día 3 de enero de 1945 ingresó en
el hospital de Lérida en estado grave. A partir de esta fecha las idas y venidas
al hospital y a la enfermería de la prisión se suceden. El día 25 de mayo el
alcalde de Lérida pidió que no fuera puesto en libertad atenuada por razones de
«alarma social», pero
la vida de Palacín se apagaba de forma irreversible y el 16 de septiembre de
1945 fue puesto en libertad condicional prohibiéndole la residencia en Lérida.
Se trasladó a Barcelona junto a su familia donde falleció el 3 de febrero de
1947 a los 38 años de edad.
Dicen que con el
tiempo todo se olvida, o casi todo. En el año 2000 la catedrática de Historia
Contemporánea Conxita Mir publicó Vivir
es sobrevivir. En el libro aparecen varias páginas dedicadas a la figura de
Palacín en donde vuelve a planear sobre él la leyenda negra de haber abandonado
el POUM para librarse de la prisión, y deja patente el resentimiento de los
antiguos poumistas: «… aún hoy, los viejos militantes hablan poco y
rápido de Palacín».
El malestar de la
familia por la sombra que acompaña a Palacín desde 1937 derivó en la
publicación de un artículo en el Diario Segre – Otras “guerras” de la Guerra
Civil- en la que el hijo de Palacín aseveraba con rotundidad que: «… Santiago Palacín no dejó el POUM en 1937 para
pasarse al PSUC a cambio de un cargo oficial, sino que fue capturado y
trasladado a Barcelona por presiones del PSUC, al cual nunca se afilió».
(1)Entrevista a Darwin Palacín, hijo de Santiago Palacín,
Barcelona.
(2)Carta enviada a la Consejería de Agricultura de 2 de noviembre de 1936. Archivo Nacional de Cataluña, Barcelona.
(3)PÁMIES, Tomas y Teresa PÁMIES, 1980. Testamento en Praga. Destinolibro, Barcelona, pp. 137-138.
(4)PALACÍN NADAL, Santiago, 1936. La religión es el opio del pueblo. La Batalla, Barcelona.
(5)Diario Oficial de la Generalitat de 1 de diciembre de 1936. El trabajo que presentó para la oposición se titulaba Sindicatos Agrícolas Cooperativos. Documento de 34 páginas que no se ha podido localizar. Carta de 2 de noviembre de 1936 enviada a la Consejería de Agricultura. Archivo Nacional de Cataluña, Barcelona.
(6)PALACÍN NADAL, Santiago, 1937. La revolución y el campo. Editorial Marxista, Barcelona.
(7)Archivo del Ateneu Enciclopèdic Popular de Barcelona.
(8)COLL, Josep y Josep PANÉ, 1978. Josep Rovira: Una vida al servicio de Cataluña y del socialismo. Ariel, Barcelona, 147 pp.
(9)POUM: Partido Obrero de Unificación Marxista. Partido de ideología marxista y antiestalinista, fundado el 29 de septiembre de 1935 por la fusión del BOC (Joaquín Maurín) y la Izquierda Comunista (Andreu Nin). Disuelto y declarado ilegal en la zona republicana en junio de 1937.
(10)VIADIU VENDRELL, Francesc, 1979. Delegado de Orden Público en la «Lérida Roja». Rafael Dalmau, Barcelona, pp 157-158.
(11)Ficha penitenciaria. Archivo Nacional de Cataluña, Barcelona.
(12)PAGÉS I BLANCH, Pelai, 1996. La prisión modelo de Barcelona. Publicaciones de la Abadía de Monserrat, Barcelona. 373 pp.
(13)ALBA, Víctor, 1989. El proceso del POUM: documentos judiciales y policiales, Barcelona. Lerna, 137 pp.
(14)Sumario ordinario Nº 31970. Tribunal Territorial Militar Tercero, Barcelona.
(15)MIR CURCÓ, Contxita, 2000. Vivir es sobrevivir: justicia, orden y marginación en la Cataluña rural de postguerra. Milenio, Lérida, pp. 241-251.
(16)La sentencia manifiesta: «… que el procesado Santiago Palacín Nadal, hijo de Antonio y de Joaquina, de 35 años de edad, natural de Estadilla (Huesca) y vecino de Barcelona, casado, empleado y residente en Balaguer al iniciarse el G.M.N. (Glorioso Movimiento Nacional), destacado elemento comunista del B.O.C. desde el año 1931, a partir de cuya fecha se distinguió por la constante propaganda que hizo de los ideales marxistas por los pueblos de Balaguer, Alfarrás y sus inmediaciones, habiendo sido detenido y procesado por los sucesos de octubre del año 1934. Al iniciarse el G.M.N. continuó destacadamente al servicio de los ideales marxistas en Lérida y su provincia, actuando en unión de los dirigentes políticos y predicando las doctrinas y procedimientos que otros ejecutores materiales llevaron a la práctica. Fue nombrado delegado de Agricultura en Lérida, se apoderó de la vivienda particular de Pío Coll persona afecta a la Causa Nacional asesinada por los marxistas en cuya vivienda estaba el procesado. No obstante el comportamiento a que antes se hace mención, constan en autos testimonios de haber favorecido el procesado a algunas personas afectas a la Causa Nacional, perseguidas por los marxistas. Terminada la guerra de liberación huyó a Francia con el derrotado Ejército Rojo al que perteneció y en que prestó servicios en primera línea, regresando a la España Nacional y presentándose a sus autoridades pocos días después».
(2)Carta enviada a la Consejería de Agricultura de 2 de noviembre de 1936. Archivo Nacional de Cataluña, Barcelona.
(3)PÁMIES, Tomas y Teresa PÁMIES, 1980. Testamento en Praga. Destinolibro, Barcelona, pp. 137-138.
(4)PALACÍN NADAL, Santiago, 1936. La religión es el opio del pueblo. La Batalla, Barcelona.
(5)Diario Oficial de la Generalitat de 1 de diciembre de 1936. El trabajo que presentó para la oposición se titulaba Sindicatos Agrícolas Cooperativos. Documento de 34 páginas que no se ha podido localizar. Carta de 2 de noviembre de 1936 enviada a la Consejería de Agricultura. Archivo Nacional de Cataluña, Barcelona.
(6)PALACÍN NADAL, Santiago, 1937. La revolución y el campo. Editorial Marxista, Barcelona.
(7)Archivo del Ateneu Enciclopèdic Popular de Barcelona.
(8)COLL, Josep y Josep PANÉ, 1978. Josep Rovira: Una vida al servicio de Cataluña y del socialismo. Ariel, Barcelona, 147 pp.
(9)POUM: Partido Obrero de Unificación Marxista. Partido de ideología marxista y antiestalinista, fundado el 29 de septiembre de 1935 por la fusión del BOC (Joaquín Maurín) y la Izquierda Comunista (Andreu Nin). Disuelto y declarado ilegal en la zona republicana en junio de 1937.
(10)VIADIU VENDRELL, Francesc, 1979. Delegado de Orden Público en la «Lérida Roja». Rafael Dalmau, Barcelona, pp 157-158.
(11)Ficha penitenciaria. Archivo Nacional de Cataluña, Barcelona.
(12)PAGÉS I BLANCH, Pelai, 1996. La prisión modelo de Barcelona. Publicaciones de la Abadía de Monserrat, Barcelona. 373 pp.
(13)ALBA, Víctor, 1989. El proceso del POUM: documentos judiciales y policiales, Barcelona. Lerna, 137 pp.
(14)Sumario ordinario Nº 31970. Tribunal Territorial Militar Tercero, Barcelona.
(15)MIR CURCÓ, Contxita, 2000. Vivir es sobrevivir: justicia, orden y marginación en la Cataluña rural de postguerra. Milenio, Lérida, pp. 241-251.
(16)La sentencia manifiesta: «… que el procesado Santiago Palacín Nadal, hijo de Antonio y de Joaquina, de 35 años de edad, natural de Estadilla (Huesca) y vecino de Barcelona, casado, empleado y residente en Balaguer al iniciarse el G.M.N. (Glorioso Movimiento Nacional), destacado elemento comunista del B.O.C. desde el año 1931, a partir de cuya fecha se distinguió por la constante propaganda que hizo de los ideales marxistas por los pueblos de Balaguer, Alfarrás y sus inmediaciones, habiendo sido detenido y procesado por los sucesos de octubre del año 1934. Al iniciarse el G.M.N. continuó destacadamente al servicio de los ideales marxistas en Lérida y su provincia, actuando en unión de los dirigentes políticos y predicando las doctrinas y procedimientos que otros ejecutores materiales llevaron a la práctica. Fue nombrado delegado de Agricultura en Lérida, se apoderó de la vivienda particular de Pío Coll persona afecta a la Causa Nacional asesinada por los marxistas en cuya vivienda estaba el procesado. No obstante el comportamiento a que antes se hace mención, constan en autos testimonios de haber favorecido el procesado a algunas personas afectas a la Causa Nacional, perseguidas por los marxistas. Terminada la guerra de liberación huyó a Francia con el derrotado Ejército Rojo al que perteneció y en que prestó servicios en primera línea, regresando a la España Nacional y presentándose a sus autoridades pocos días después».
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