Santiago Palacín, un hombre del POUM


El estadillano Santiago Palacín Nadal nació en la vivienda familiar de la calle de la Iglesia en julio de 1908. En la localidad se la conocía popularmente como Casa me Entiendes porque su madre tenía la costumbre de terminar las frases con esa coletilla. Pronto destacó por ser un joven aplicado y su familia, que se dedicaba a las tareas del campo, decidió que continuara su formación en Barbastro y posteriormente como novicio en el convento de los Franciscanos de Balaguer.
Al poco tiempo de llegar a Balaguer abandonó la vida religiosa lo que provocó que la relación con su familia se deteriorara (1). Se quedó a residir en la población ilerdense y encontró trabajo como administrativo en el despacho de un registrador de la propiedad. También comenzó a colaborar con el Bloque Obrero y Campesino (BOC) dirigido por Joaquín Maurín, natural de Bonansa.
Desde el primer momento centró su atención en los problemas que acechaban al campo y a partir de 1932 desempeñó la responsabilidad de asesor jurídico, social y de organización de la Unió de Rabassaires (2).
Rápidamente se integró en el partido y participó como candidato en las listas del BOC al Parlamento de Cataluña en las elecciones de 1932 y en las generales de 1933 por el Frente Obrero y Campesino.
En poco tiempo se convirtió en uno de los personajes políticos más conocidos de la provincia por sus mítines. Esta influencia queda de manifiesto en toda la documentación y bibliografía consultada. Así lo dejan patente, aunque con una visión muy crítica de su actuación, Tomás y Teresa Pámies: «Pues sí: una cuadrilla de intelectuales destruyeron el Bloque Obrero y Campesino. Uno de ellos nos cayó en Balaguer, no sé todavía de qué planeta. Se llamaba, o le llamaban, Palacín y había huido de un convento de frailes dominicos. Se afilió al BOC por asco de los frailes, según dijo él, en lengua castellana. Palacín conocía a fondo la vida de los conventos y en todos los mítines hablaba de ello. Como era algo comediante dejaba a los campesinos con la boca abierta. El anticlericalismo siempre levantaba los ánimos del pueblo; no hay nada que guste tanto como un discurso contra los curas, sobre todo si lo hace un ex cura o un seminarista como Palacín. Conocía secretos y vicios, corrupciones y martingalas que, aireados ante los campesinos pobres y ante los trabajadores más atrasados, pueden prender hogueras como castillos». Unas líneas más adelante añaden: «los que representaban el verdadero partido marxista no levantaban cabeza, no tenían ninguna influencia sobre los trabajadores. Por el contrario, Palacín, que era un carrerista, se hizo el amo». (3)
Fueron unos años de gran agitación social y Palacín se involucró activamente en los conflictos del campo catalán. Ingresó en prisión por participar en los actos revolucionarios de 1934, aunque abandonó la cárcel en febrero de 1935.
En ese mismo año pasó a formar parte del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), que nació de la fusión del BOC y de la Izquierda Comunista de España dirigida por Andreu Nin.
En 1936 publicó el opúsculo La religión es el opio del pueblo, de carácter anticlerical. (4)



GUERRA CIVIL

Al estallar la guerra en el seminario Conciliar de Lleida, y tras ser ocupado, se ubicaron las dependencias del POUM. Palacín se trasladó a la capital ilerdense para dirigir las instalaciones, donde entre otras cosas se puso en marcha un comedor popular.
En diciembre, y mediante oposición, fue nombrado delegado de la Generalitat de Servicios de Cooperación Agrícola de la VII región – Lérida - (5), centrando su actividad desde entonces en los asuntos agrarios. En 1937 publicó el opúsculo La revolución y el campo, donde explica las principales líneas de actuación del POUM, que generalizando se pueden resumir en la socialización de la tierra, revalorización de los productos agrícolas, supresión de intermediarios, estimulación de la explotación colectiva, etc. (6)
Algunos de sus pasos como delegado los hemos podido reconstruir gracias a la publicación que editaba el POUM de Lérida titulada Adelante, y en la que Palacín escribía artículos de opinión sobre temas agrarios y de actualidad. Visitó numerosos municipios, asesoró en la creación de diferentes cooperativas y medió en una gran cantidad de conflictos agrarios. (7)
También representó al partido en diferentes actos, como en Vilanova de Bellpuig, donde asistió al entierro de varios milicianos del POUM fallecidos en el frente de Aragón. Josep Pané relata en su libro que en: «… Vilanova recuerdan todavía hoy el emotivo discurso de Santiago Palacín, uno de nuestros mejores oradores, que hizo en el cementerio». (8)
Desempeñó con normalidad su tarea como delegado hasta mayo de 1937. En esas fechas estallaron los conocidos como Hechos de Mayo donde se enfrentaron los anarcosindicalistas y trotskistas -entre los que se encontraba el POUM- con el Gobierno central, la Generalitat y diferentes partidos. Estos acontecimientos tuvieron una gran repercusión en Barcelona donde terminaron en enfrentamientos armados y en un baño de sangre. La violencia se extendió por toda Cataluña y se persiguió  a los miembros del POUM, que finalmente fue declarado ilegal en junio del mismo año. (9)
Francesc Viadiu, que era delegado de orden público en Lérida, nos narra los esfuerzos que realizó para proteger a los poumistas. Cuenta que  cuando llegó la orden de detención contra Palacín envió a Balaguer a un policía de confianza para que le comunicara que se ausentara de su domicilio porque enviaría a un par de guardias a realizar un registro rutinario. Palacín, y siempre según la versión de Viadiu, le dijo que esa noche se pensaría qué hacer, puesto que le habían dicho que si abandonaba el POUM y se daba de alta en «el partido» – se supone que el PSUC- quedaría anulada la orden de detención. A la mañana siguiente mantuvieron una conversación telefónica y Palacín le comunicó su intención de abandonar el POUM, según Viadiu, esa misma mañana llegó anulada la orden. (10)
Abandonó Lérida y se trasladó a Barcelona donde fue detenido e ingresó en prisión el 23 de julio de 1937. El Juzgado de Urgencia Número 2 decretó su libertad el 17 de agosto y abandonó la prisión el 2 de septiembre. (11)
Esa situación levantó sospechas y fue acusado por sus compañeros de haber abandonado el partido para evitar la cárcel. En La Batalla, publicación del POUM, del día 11 de septiembre de 1937 apareció una nota en la que el Comité Ejecutivo había decidido expulsarlo el 27 de agosto. (12)
También describe estos acontecimientos Víctor Alba, pseudónimo de Pere Pagés i Elies: «… la cosa resulta aún más clara si se tiene en cuenta el siguiente hecho: el detenido del POUM Santiago Palacín Nadal, que fue detenido en idénticas circunstancias que los demás, siguió con ellos las mismas vicisitudes y se encontraba exactamente en la misma situación que los otros, fue liberado tan pronto incurrió en la bajeza de renegar de su condición de militante obrero revolucionario, mediante un escrito que suscribió y dirigió al jefe superior de Policía de Barcelona, comunicándole su baja en el POUM, con la política del cual estaba disconforme, y su propósito de ingresar en el PSUC». (13)
Tras abandonar la prisión volvió a trabajar en la Generalitat, pero en Barcelona y en un puesto de inferior rango. En un documento fechado el 30 de diciembre de 1937 el consejero de Agricultura, y recomendado por el delegado de Cooperación Agrícola de Barcelona, designó a Palacín para que dirigiera el sindicato agrícola de Esparraguera hasta que se eligiera una nueva junta directiva en el municipio.
Pocos meses después, en marzo de 1938, fue movilizado por el ejército y destinado a trabajos de intendencia en un campo de concentración de Hospitalet de l´Infant en Tarragona. Tras la caída de Cataluña entró en  Francia el día 9 de febrero de 1939 y, tres días después, volvió a España por Irún e ingresó en el campo de concentración de Betanzos, siendo posteriormente trasladado a un batallón de trabajadores en el aeródromo de Labacolla. Obtuvo la libertad en junio de 1941 y fijó su residencia en Barcelona. En esta ciudad se ganaba el sustento trabajando en el almacén de conservas Domenech y Riera, centrado en la vida familiar y alejado de la actividad política.
La benemérita llevaba mucho tiempo buscando una pista que les llevara hasta él, corría el mes de marzo de 1943 y la Guardia Civil vigilaba la casa de su cuñada en Lérica. Finalmente consiguieron ese hilo conductor, una carta dirigida al número 56 de la calle Consejo de Ciento de Barcelona.
El 30 de abril fue detenido en su trabajo, en calle Ausiás March, y al día siguiente ingresó en la Prisión Celular de Barcelona.

CONSEJO DE GUERRA

Meses después, el 19 de julio,  fue trasladado a la Prisión Provincial de Lleida quedando a disposición del Tribunal Militar Tercero, que inició un consejo sumarísimo ordinario por un delito de rebelión militar. (14)
El sumario es muy amplio, numerosos testigos declararon en su contra, pero al mismo tiempo consiguió avales exculpatorios de relevancia.
Según Conxita Mir, catedrática de Historia Contemporánea de la Universitat de Lleida, Palacín: «… se salvó de la pena capital, quizá,  por celebrarse el juicio en unos momentos en que ya se había pasado el furor punitivo de los primeros meses de postguerra».
Las acusaciones son muy numerosas y variadas, la mayoría por instigar a la población en aspiraciones ilegales, alentar a los campesinos a la revolución, crear conflictos entre arrendadores y arrendatarios agrarios, dirigir organizaciones políticas y, en resumen, por “enturbiar” la mente de la población.
Pero tampoco faltaron acusaciones más explícitas, por ejemplo, en 1932 en la localidad de Alfarrás se produjo una huelga fabril que duró dos meses y terminó en graves enfrentamientos entre huelguistas y esquiroles, lo inculparon de incitar a la rebelión a los trabajadores y  de ser su principal dirigente. Un propietario de Alfarrás declaró: «… el encartado es el responsable moral de cuantos crímenes y atropellos se cometieron en Alfarrás». Además, señalaron que en la misma localidad abrió durante varios meses una escuela laica, al parecer esto también era un agravante.
El hijo de Pío Coll le achacó la incautación de la vivienda de su familia en la capital ilerdense. Su padre fue condenado a muerte por el Tribunal Popular y posteriormente ejecutado, según manifestó, Palacín entregó una declaración inculpatoria en el proceso contra su progenitor.
Otro testimonio fue el que aportó un procurador de los tribunales en Lérida que le acusó de intervenir directamente en su detención y en la de otros vecinos, citó los nombres de Pedro Dinarés y Rafael la Rosa, que finalmente fueron fusilados. Sobre Palacín dijo «… que era el lugar teniente del jefe de Orden Público de la provincia de Lérida que era un tal Rodés y que tomó parte en todas las detenciones de las personas de derechas…».
Similares actuaciones denunció un brigada de la policía urbana: «… en los primeros momentos era uno de los que iba a buscar con coche a las personas de orden, practicando algunas detenciones, pero ignora el declarante los nombres de los detenidos».
Varios testigos señalaron que Palacín era el cabecilla de los comunistas en los enfrentamientos ocurridos en Balaguer en 1933 entre carlistas y seguidores del BOC que terminaron con un muerto y varios heridos.
Otra acusación que se repite es la de ser el máximo responsable de la incautación del seminario conciliar de Lérida y de convertirlo en el cuartel militar del POUM.

DEFENSA

Como explica Conxita Mir: «… haber tomado el sumario de Palacín como ejemplo permite intentar dar una visión comparada de las vicisitudes que conllevó la tramitación de un expediente sumarísimo a una persona con recursos personales  - intelectuales y humanos – frente a las que acompañaron a los procesos incoados a republicanos de a pie…». (15)
Palacín consiguió aportar numerosas declaraciones y documentación que dejaron en entredicho muchas de las acusaciones.
Un funcionario del departamento de agricultura afirmó que la oficina de la Cámara Oficial Agrícola fue destruida al inicio de la guerra y que posteriormente se puso en marcha la Delegación de Servicios de Cooperación Agrícola, momento en el que pasó a trabajar bajo las órdenes de Palacín. Atestiguó que fue la Generalitat quien les asignó como sede el domicilio de Pío Coll, desmintiendo que fuera Palacín el responsable de la incautación del inmueble. Además, expuso que teniendo conocimiento de su idiología anticomunista lo mantuvo en su cargo incluso bajo presiones del POUM: «… no se extralimitó en lo más mínimo en sus funciones ni mandatos, habiéndose dedicado con absoluta ecuanimidad a extirpar los abusos que venían ejerciéndose en el campo, actuando siempre con completa imparcialidad en los litigios que venían suscitándose entre las propias organizaciones campesinas y propietarios agrícolas».
Un juez de primera instancia declaró que le conocía desde antes de estallar la guerra y que se encargaba de la: «… defensa de arrendatarios y aparceros, estando desde luego, conforme con las resoluciones de este organismo y que el Juzgado Municipal dictaba en los diferentes asuntos que allí se llevaban según la legislación vigente». Añadió que: «… no considera al encartado hombre de acción, sino simplemente de orden».
El encartado expresó: «… que referente a la Ley de Contratos de Arrendamientos, tiene que hacer constar que es cierto que trabajó activamente a favor de los arrendatarios y que dicha actuación era legal puesto que la Generalidad de Cataluña había dictado una ley al amparo de los Fueros y del Estatuto que fue vigente hasta que formulada las protestas por los propietarios ante el Gobierno central de Madrid y reunido el Tribunal de Garantías Constitucionales declaró nula dicha ley y a partir de aquella fecha el declarante dejó de actuar puesto que la actuación hubiese sido ilegal, acudiendo para todos los conflictos sobre este particular a los organismos constituidos legalmente».
Unos avales sorprendentes fueron los que presentaron varias religiosas dada la imagen, por lo menos pública, de antireligioso radical de Palacín.
En el sumario se adjuntó una carta del colegio de religiosas Esclavas del Inmaculado Corazón de María en la que se explicaba que tras ser expulsadas del convento se escondieron en varios domicilios particulares en la ciudad de Lérida, pero la situación continuaba siendo muy peligrosa y tenían miedo de ser denunciadas, en eso días dramáticos: «… alguno del Comité las invitó a ir al seminario en donde estarían atendidas, como así fue».
Otra religiosa, Petra Gómez, declaró que se refugió en casa de un sacerdote y después en domicilios de vecinos de derechas, pero la integridad de estas familias también estaba amenaza. Ante esta situación: «… un señor que formaba parte del Comité le dijo que podía refugiarse en el seminario, junto con otras compañeras del colegio, dicho establecimiento estaba a cargo de un tal Santiago Palacín Nadal, el cual las trató con todo género de consideraciones mientras estuvieron en dicho establecimiento y que cree que dicha protección se fundaba en los sentimientos humanitarios del individuo Palacín  y que recuerda que en cierta ocasión unos milicianos de una columna marxista trataron de subir al seminario para registrarlo, acto que fue evitado por la oposición terminante de Santiago Palacín y que durante su estancia en el seminario estuvieron bien tratadas».
El acusado señaló que no fue él quien incautó el seminario, sino la Generalitat, y que las instalaciones simplemente se utilizaron como comedor para los milicianos del POUM que llegaban a la ciudad y no como cuartel. En los pisos superiores acondicionó unas habitaciones donde se refugiaron bajo su protección cinco o seis religiosas. A partir de diciembre de 1936 se hizo cargo de la Delegación de Agricultura y cesó en sus funciones como responsable del inmueble en octubre del mismo año.
Ventura Pamplona, sacerdote, estuvo preso en el campo de concentración de Hospitalet de l´Infant donde Palacín estuvo destinado como soldado. Según el sacerdote: «… les facilitó en el referido campamento comida, alguna clase de bebida y tabaco, siendo la actuación del referido Palacín para el declarante y sus demás compañeros muy buena».
El procesado desmintió tajantemente que tomara parte en ningún asesinato o detención y sostuvo que nunca llevó armas. La tía de Rafael la Rosa no confirmó la presencia del reo en la detención y Carlos la Rosa declaró que: «… su hermano le manifestó que había sido detenido por el Teniente Montoro y dos guardias de asalto que le acompañaban».
La hija de Pedro Dinarés tampoco ratificó la presencia de Palacín en el arresto de su padre. Por su parte, la viuda de Dinarés testificó que no conocía personalmente al acusado pero sabía que era uno de los principales dirigentes comunista y que a su marido lo detuvieron milicianos del POUM: «… sin que pueda concretar de una manera cierta si él mismo intervino o no materialmente en dicha detención y asesinato».
Palacín confirmó que dio mítines en todas las ciudades y poblaciones importantes de Cataluña y que estuvo afiliado al POUM hasta marzo de 1937 fecha en la que se dio de baja por no estar de acuerdo con el partido. En ningún momento se afilió al PSUC ni a ningún otro partido y  menos asignándole ningún cargo, puesto que pasó postergado en calidad de escribiente a la Consejería de Agricultura.
También se aportaron certificados de buena conducta de los responsables del campo de concentración de Betanzos y del batallón de trabajadores del aeródromo de Labacolla. Incluso los responsables militares atestiguaron que el acusado permaneció en el aeródromo durante quince días más, después de su licenciamiento, con el fin dejar resueltos los trabajos de despacho pendientes.

SENTENCIA

El 8 de septiembre de 1944 se celebró en Lérida el consejo de guerra. El fiscal solicitó una pena de veinte años y un día de reclusión mayor; la defensa, redujo la pena requerida a doce años y un día.
Palacín había sido una figura política importante y el jurado militar no estaba dispuesto a pasarlo por alto. La pena que finalmente le impusieron fue muy dura, incluso muy superior a la solicitada por el fiscal. El jurado falló que: «… debe condenar y condena al procesado paisano Santiago Palacín Nadal a la pena de RECLUSIÓN PERPETUA…». (16)
Las duras condiciones penitenciarias fueron minando su salud y el día 3 de enero de 1945 ingresó en el hospital de Lérida en estado grave. A partir de esta fecha las idas y venidas al hospital y a la enfermería de la prisión se suceden. El día 25 de mayo el alcalde de Lérida pidió que no fuera puesto en libertad atenuada por razones de «alarma social»,  pero la vida de Palacín se apagaba de forma irreversible y el 16 de septiembre de 1945 fue puesto en libertad condicional prohibiéndole la residencia en Lérida. Se trasladó a Barcelona junto a su familia donde falleció el 3 de febrero de 1947 a los 38 años de edad.
Dicen que con el tiempo todo se olvida, o casi todo. En el año 2000 la catedrática de Historia Contemporánea Conxita Mir publicó Vivir es sobrevivir. En el libro aparecen varias páginas dedicadas a la figura de Palacín en donde vuelve a planear sobre él la leyenda negra de haber abandonado el POUM para librarse de la prisión, y deja patente el resentimiento de los antiguos poumistas: «… aún hoy, los viejos militantes hablan poco y rápido de Palacín».
El malestar de la familia por la sombra que acompaña a Palacín desde 1937 derivó en la publicación de un artículo en el Diario Segre – Otras “guerras” de la Guerra Civil- en la que el hijo de Palacín aseveraba con rotundidad que: «… Santiago Palacín no dejó el POUM en 1937 para pasarse al PSUC a cambio de un cargo oficial, sino que fue capturado y trasladado a Barcelona por presiones del PSUC, al cual nunca se afilió».



(1)Entrevista a Darwin Palacín, hijo de Santiago Palacín, Barcelona.
(2)Carta enviada a la Consejería de Agricultura de 2 de noviembre de 1936. Archivo Nacional de Cataluña, Barcelona.
(3)PÁMIES, Tomas y Teresa PÁMIES, 1980. Testamento en Praga. Destinolibro, Barcelona, pp. 137-138.
(4)PALACÍN NADAL, Santiago, 1936. La religión es el opio del pueblo. La Batalla, Barcelona.
(5)Diario Oficial de la Generalitat de 1 de diciembre de 1936. El trabajo que presentó para la oposición se titulaba  Sindicatos Agrícolas Cooperativos. Documento de 34 páginas que no se ha podido localizar. Carta de 2 de noviembre de 1936 enviada a la Consejería de Agricultura. Archivo Nacional de Cataluña, Barcelona.
(6)PALACÍN NADAL, Santiago, 1937. La revolución y el campo. Editorial Marxista, Barcelona.
(7)Archivo del Ateneu Enciclopèdic Popular de Barcelona.
(8)COLL, Josep y Josep PANÉ, 1978. Josep Rovira: Una vida al servicio de Cataluña y del socialismo. Ariel, Barcelona, 147 pp.
(9)POUM: Partido Obrero de Unificación Marxista. Partido de ideología marxista y antiestalinista, fundado el 29 de septiembre de 1935 por la fusión del BOC (Joaquín Maurín) y la Izquierda Comunista (Andreu Nin). Disuelto y declarado ilegal en la zona republicana en junio de 1937.
(10)VIADIU VENDRELL, Francesc, 1979. Delegado de Orden Público en la «Lérida Roja». Rafael Dalmau, Barcelona, pp 157-158.
(11)Ficha penitenciaria. Archivo Nacional de Cataluña, Barcelona.
(12)PAGÉS I BLANCH, Pelai, 1996. La prisión modelo de Barcelona. Publicaciones de la Abadía de Monserrat, Barcelona. 373 pp.
(13)ALBA, Víctor, 1989. El proceso del POUM: documentos judiciales y policiales, Barcelona. Lerna, 137 pp.
(14)Sumario ordinario Nº 31970. Tribunal Territorial Militar Tercero, Barcelona.
(15)MIR CURCÓ, Contxita, 2000. Vivir es sobrevivir: justicia, orden y marginación en la Cataluña rural de postguerra. Milenio, Lérida, pp. 241-251.
(16)La sentencia manifiesta: «… que el procesado Santiago Palacín Nadal, hijo de Antonio y de Joaquina, de 35 años de edad, natural de Estadilla (Huesca) y vecino de Barcelona, casado, empleado y residente en Balaguer al iniciarse el G.M.N. (Glorioso Movimiento Nacional), destacado elemento comunista del B.O.C. desde el año 1931, a partir de cuya fecha se distinguió por la constante propaganda que hizo de los ideales marxistas por los pueblos de Balaguer, Alfarrás y sus inmediaciones, habiendo sido detenido y procesado por los sucesos de octubre del año 1934. Al iniciarse el G.M.N. continuó destacadamente al servicio de los ideales marxistas en Lérida y su  provincia, actuando en unión de los dirigentes políticos y predicando las doctrinas y procedimientos que otros ejecutores materiales llevaron a la práctica. Fue nombrado delegado de  Agricultura en Lérida, se apoderó de la vivienda particular de Pío Coll persona afecta a la Causa Nacional asesinada por los marxistas en cuya vivienda estaba el procesado. No obstante el comportamiento a que antes se hace mención, constan en autos testimonios de haber favorecido el procesado a algunas personas afectas a la Causa Nacional, perseguidas por los marxistas. Terminada la guerra de liberación huyó a Francia con el derrotado Ejército Rojo al que perteneció y en que prestó servicios en primera línea, regresando a la España Nacional y presentándose a sus autoridades pocos días después».

2 comentarios:

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  2. ¿Sabéis algo de la dimensión esperantista de Santiago Palacín?

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