Francisco se solía acostar sobre las diez de la noche, se ganaba el pan como jornalero. Un trabajo duro, sobre todo en los meses de verano cuando el calor te agota las fuerzas. Ese día era sábado y decidió dar una vuelta por la capital oscense. Se fue al famoso Cine Olimpia a ver la sesión de noche que terminó sobre la una de la madrugada. El hambre hizo acto de presencia y se acercó a tomar un bocadillo al bar Longás. Apaciguado el estómago dio por terminada la noche pero al salir vio movimientos extraños de coches y gente, momentos después se acercó un hombre a decir que nadie se fuera a casa.
Un desconocido le entregó una escopeta y una canana con cartuchos, en el Gobierno Civil estaban repartiendo armas. Era la noche del 18 al 19 de julio de 1936. La noche fue larga, probablemente una de las más largas de la vida de Francisco, a las seis y media de la madrugada del 19 de julio se fue a su casa en la Travesía de la Conquista. El golpe militar había triunfado en la capital oscense. El día 20 de julio transitaba por el Coso, alguien lo reconoció, el agente de vigilancia Pedro Fuentes lo detuvo y lo trasladó a comisaría. En las dependencias policiales el agente Guillermo Chamarro de Maján (Soria) dirigió el interrogatorio. Como testificó ante el juez militar: «... que hallándose de servicio en la comisaría de vigilancia de esta capital, donde llevaron detenido al paisano Francisco Obis Lisa, y al objeto de seguir los trámites propios de estos casos, después de un hábil interrogatorio, efectuado al indicado individuo, éste acabó manifestándome que tenía una escopeta de las de caza y una canana de cartuchos, y que le fue intervenida de inmediatamente».
Francisco se tendría que enfrentar a un consejo de guerra. Se le acusaba de posesión ilícita de armas, el día 19 el comandante de la plaza había publicado un bando donde declaraba el Estado de Guerra, y en que obligaba a todo el vecindario a entregar ese día todas las armas.
El día 1 de agosto Francisco declaró ante el Alférez de Infantería Leonado Lafuente, que ejercía como juez en el sumario, declaración que volvió a realizar el día 3 de agosto. No volvió a declarar y no hubo sentencia. El día 23 de agosto fue “puesto en libertad” por orden de la Comandancia Militar. Lo cierto es que lo entregaron a las “fuerzas de seguridad” que lo fusilaron inmediatamente. En su certificado de defunción aparece como causa de la muerte: «herida por arma de fuego».
Lo curioso es que a Francisco se le acusó de posesión ilícita de armas, pero la escopeta incautada fue inmediatamente entregada a "personas de orden" para defender la capital. (1)
(1) Resumen del Consejo de Guerra. Francisco Obis tenía 33 años.
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